viernes, 18 de septiembre de 2015

Aldo Rocamora



Aldo Rocamora nace en 1949 en Los Andes, Chile. Allí hace sus estudios primarios y secundarios. De adolescente viaja a Santiago para estudiar, en la Universidad de Chile, la carrera de Historia y Geografía. Por su militancia política, le caducan la matrícula. Viaja a la Argentina en 1974, donde se radica. Allí desarrolla diversos oficios; cosechador, albañil, soldador, comerciante, fletero. Se casa, tiene tres hijos.
Su carrera literaria la inicia a finales de los ’90. Ha publicado dos libros de poesía: Poemas para discutir y  Poemas del boxeador que no contesta. Además edita en prosa: Relatos desiguales y combinados y Los cascarudos de Beazley y otros cuentos. Tiene en preparación; La razon de la sinrazón (ensayos) y Aplastante peso el de la mirada (poesía), entre varios otros.
Es miembro del grupo La Colmena y de Epicentro Escritores.

* * *

Vergüenza de mí

Mártires de Guantánamo,
Kabul, Bagdad, Trípoli, Damasco y la Franja de Gaza,
lacre infecto que sella las siete aberturas
de la condición humana.
Manchas atroces horadando la retina del Hombre,
gancho carnicero con órganos sanguinolentos
que no se van a orear nunca.

Tanta ignominia que,
maltrata la campana sumergida de la conciencia
como otrora, los ghetos de Varsovia,
Auswihtz y Trebinka.

¿Para cuándo un Goya o un Picasso?
¡Alguien que pinte un cuadro!
¡Alguien que escriba un libro!
Algún grito, aunque sea trunco
ante tanto silencio dilapidado.
En última instancia apelo
a la vergüenza de la memoria,
aquella boya insumergible
que con su dedo índice apunta
hacia todas las madrigueras.

¿No ven que incluidos en este inframundo
nuestra raza ya no tiene coartada?
con razón, arrastra su infecto carruaje
que conduce derecho al exterminio.
No ven, que después de este tiempo;
no va haber otro tiempo.


Memoria de Alcalde

Recién ahora me entero
que Alfonso Alcalde ha muerto
se ahorcó con un cinturón de cuero
en aquel humedal del Sur de Chile
que con avidez fagocita todo.
Concepción fue su tumba apetecida,
Concepción y la  ironía del su nombre
la playa de Tomé para ser más exactos
Seguro el Bio-Bio, asistió impasible y ajeno en la distancia
escarbando cantos rodados con su azadón transparente..

Alfonso Alcalde cantor de afuerinos,  putas y marginales,
muere y  con el muere la más probable Ilíada de los pobres

Si algo me hacía falta para sepultar a Dios
tengo como prueba el cadáver del poeta
acorralado por moscas negras
que seguirá  colgado eternamente
en el umbral de conventillo, allá en Tomé

La crónica dice que ya estaba ciego
creo que en realidad  Alcalde
se negó a ver el espantoso derrotero del Hombre.

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